por Nir Boms y Roee Nahmias
Hay un país no-árabe en Oriente Medio que, según los medios occidentales y árabes, ha estado deportando a decenas de miles de árabes de sus hogares y construyendo asentamientos a ser ocupados por no-árabes, todo en una tentativa por alterar la composición demográfica de la región.
Bajo el marco de un plan gubernamental organizado, este país ha estado oprimiendo a los árabes, ha estado violando sus derechos humanos básicos, ha estado deteniendo a mujeres y a niños, y ha estado expropiando las tierras de labranza para los asentamientos recién construidos.
¿Adivina el país?
Alrededor de la misma semana que el Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad visitaba Damasco — donde difundía declaraciones beligerantes contra Israel y suscribía acuerdos con su homólogo sirio — aparecían desconcertantes informaciones en Occidente acerca de los sucesos dentro de Irán.
Las informaciones se centraban en el distrito de al-Ahwaz, una provincia de 43.000 millas cuadradas al sudeste de Irán, cerca de la frontera iraquí, que es el hogar de alrededor de 8 millones de árabes. Ahwaz fue territorio árabe autónomo hasta 1925, cuando fue conquistado por el General persa Reza Jan, más tarde rey de Irán. Desde 1925, Ahwaz ha estado bajo el estricto control iraní — y por buenos motivos. Al -Ahwaz dispone de reservas de petróleo de más de 40.000 millones de barriles y alrededor de 210.000 millones de metros cúbicos de gas natural. Es el segundo productor de gas y petróleo del mundo.
Recientemente, Karim Bani Sa’id Abadiyan, presidente de la organización de derechos humanos del distrito de Al-Ahwaz, ofrecía una infrecuente visión de la región, una región que el régimen iraní se molesta extremadamente en esconder a los medios internacionales. En una entrevista con Elaph, describía la transferencia gradual y decía que en los últimos 8 años, el gobierno iraní ha deportado a alrededor de 1,2 millones de residentes árabes, reemplazándolos con 1,5 millones de no árabes.
Los recién llegados, iraníes persas en su mayoría, se incorporaron a asentamientos nuevos en la región construidos por el gobierno. La UNPO (Organización de Naciones y Pueblos sin Representación) afirma que la expropiación de territorios propiedad de árabes por parte del gobierno iraní ha sido la política establecida desde 1925. Éstos terrenos, según la UNPO, se entregan típicamente a colonos no árabes y son utilizados por el gobierno como nuevos emplazamientos de construcción.
En el ínterin, el régimen iraní está dificultando la vida a los residentes árabes del distrito de Al-Ahwaz. “Los árabes que residen en Al-Ahwaz son los pobres entre los pobres (en Irán)“, decía Abadiyan. El año pasado, sus derechos humanos fueron extensamente violados mientras 131 activistas eran ejecutados y miles eran detenidos en enormes campañas de detención a gran escala sin discriminar. El enviado especial de la ONU, Miloon Kothari, que realizaba una visita en julio de 2005, también informaba de “las duras condiciones de vida en los vecindarios residenciales“. La UNPO agrega que la calidad del agua potable y del agua de irrigación es pobre debido a un inadecuado sistema de saneamiento y a la contaminación industrial. Este problema es exacerbado por el desvío del agua procedente de Ahwaz hacia otras partes de Irán y la venta del agua de Ahwaz a los estados del Golfo.
Mientras que la enseñanza del árabe en Ahwaz está prohibida, el estudio del farsi es obligatorio en todas las escuelas, lo que forma parte de una política más general de iranización. Este proceso está provocando un ritmo de abandono de las escuelas de gramática del 30%, el 50% en la escuela secundaria y el 70% en los institutos.
La reacción a estas políticas ha conducido a la aparición de un movimiento de resistencia.
Los residentes locales describen a Irán como “un país imperialista, exactamente igual que Estados Unidos o Israel“, expresa un editorial local. Imágenes y caricaturas comparan a Ahmadinejad con americanos, israelíes o los Nazis. Las páginas de Internet hasta presentan imágenes de “los shahids (mártires) de la intifada (levantamiento popular) contra Irán”, que es como llaman a su rebelión.
Las tensiones recientes han conducido a una crisis entre el gobierno iraní y la cadena de noticias qatarí Al Jazira. El gobierno no está complacido con la cobertura mediática de los enfrentamientos entre persas y árabes en Al Ahwaz. En consecuencia, Irán suspendió las actividades de la cadena en el país (las cuales ha reanudado en el ínterin).
Este episodio no ha interferido con un nuevo esfuerzo iraní, promovido por el ayudante presidencial Hussein Shariatmadari, por anexionarse al vecino Bahrein a “su patria” Irán. Escribiendo en un periódico iraní, Shariatmadari afirmaba que Bahrein se separó de Irán en virtud de un acuerdo suscrito por el antiguo Shah y los gobiernos americano y británico — un acuerdo que ya no es válido.
Mientras que la gente de Al Ahwaz se prepara para conmemorar 83 años de ocupación, Irán encontraba tiempo para condenar a dos mujeres más de Ahwaz a muerte por lapidación. A los demás países sólo les resta esperar un trato mejor por parte de Irán del que presta a sus propios ciudadanos, una vez que disponga de la bomba.