La abismal diferencia entre las acciones y las declaraciones de los funcionarios iraníes puede explicarse en el contexto de su misión central, una misión que comenzó en 1979 con la revolución del ayatolá Jomeini. Estos objetivos se hacen evidentes cuando se examinan las declaraciones y los documentos producidos por la directiva iraní. La revolución de Jomeini no está completada, y su principal rival que es Occidente. En consecuencia, los iraníes son instados a prepararse para una guerra global a vida o muerte contra los opresores infieles.